1.
Pensar como los colonizadores para ser como ellos
El pensamiento social
dominante en América Latina no es latinoamericano. Después de siglos de presión
para pensar como ellos, como
europeos, la región más desigual del mundo grita indignada por justicia
social, autonomía política, inclusión económica, cuidado ambiental, relaciones
éticas, diálogo intercultural y desobediencia epistémica.
Eran autóctonos los
constructores de caminos en América Latina hasta 1492, que incluían el color,
olor, sabor, sonido y textura de los modos de ser, sentir, pensar, hacer
y hablar de los pueblos originarios. Desde 1492, caminantes foráneos destruyen
los antiguos caminos y construyen otros con los colores, olores, sabores,
sonidos y texturas de sus modos de ser, sentir, pensar, hacer y hablar, y crean
desigualdades, violencias e injusticias vinculadas a la idea de
progreso/desarrollo constitutiva del capitalismo.
Para ser como ellos,
hemos adoptado un pensamiento subordinado al conocimiento autorizado por el más
fuerte; nuestro imaginario es rehén de la dicotomía superior-inferior
que nos clasificó como civilizados-primitivos y hoy nos jerarquiza como desarrollados-subdesarrollados.
2.
Cambio
del pensamiento en la colonia.
El pensamiento de una
comunidad de actores refleja un régimen de verdades sobre la realidad y
su dinámica. Dichas verdades son establecidas en el imaginario de estos
actores a lo largo de su historia. Por lo tanto, un modo de pensar traduce una
cierta forma de ser y sentir y condiciona una cierta forma de hacer y hablar,
porque articula símbolos, códigos y significados de los que han creado dicho
pensamiento.
Al adoptar un modo de
pensar ajeno, nuestro imaginario es transformado a partir de la visión de mundo
de los pensadores originarios. El proceso articula un discurso hegemónico, (fuente
de realidad), reglas políticas (fuente de poder), roles epistemológicos (fuente
de verdad), arreglos institucionales (fuente de patrones de comportamiento),
significados culturales (fuente de sentido) y prácticas sociales (fuente de
cambio).
Imperios con intención
de dominación para la explotación instituyen este proceso para lograr su
objetivo históricamente inmutable: acceso fácil a mercados cautivos, materia
prima abundante, mano de obra barata, mentes obedientes y cuerpos
disciplinados. Por eso, dichos imperios ignoran o violan lo humano, lo social,
lo cultural, lo ecológico y lo ético que, en este contexto, son percibidos por
el más fuerte como obstáculos al progreso/desarrollo.
Esta estrategia
político-ideológica-epistémica ha influenciado el pensamiento dominante en Abya
Yala desde 1492. Sin embargo, la humanidad experimenta un cambio de
época histórica desde los años 1960. El pensamiento occidental está
en crisis, socavando la legitimidad del progresismo y desarrollismo de la
civilización capitalista, centrada en el tener.
No hay comentarios:
Publicar un comentario